¿Qué nos resta hacer?

Amar en los actos pequeños es lo que nos hace grandes, no ante los hombres, sino ante el Universo, ese que nos dota de vida y nos obsequia todas las noches con sus luminarias... ese que nos regala el sol y el viento y las montañas... Ese que en silencio admira nuestras proezas humanas, porque Él admite como propio el saberse parte de nosotros... Así, cuando pensamos en consciencia, es el Universo el que se piensa... así, cuando sentimos en consciencia, es la Naturaleza la que siente a través nuestra... Somos la voz encarnada del infinito aquí en la Tierra...
Para algunos la vida siempre acaba siendo una carrera. Una especie de competencia para ver quien llega más lejos, más alto, a lo más grande. Unos acumulan títulos, otros dinero, otros honores y algunos, tan solo frustraciones, prejuicios y hasta desilusión. Pero realmente nada de eso nos hace como somos. Lo que realmente importa en la carrera de la vida es nuestra actitud. Eso será decisivo para casi todo: para el trabajo, para el amor, para el bienestar, para la familia, para el Ser. De ahí que aquellos que se afanan en competir acaban su vida acumulando hambruna material sin pararse a pensar en lo hermoso que hubiera sido todo con tan solo un pequeño cambio de actitud. Y la actitud, la correcta actitud, siempre está en las pequeñas cosas, en los pequeños gestos diarios. Un saludo, una llamada, una carta, un abrazo, un guiño, una oportuna sonrisa... La avaricia de no pararnos a derrochar ese tipo de generosidad nos alejará de cualquier fundamento vital. Sé práctico, potencia tu humanidad.

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